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Fortalecer el directorio para potenciar su impacto

Por Claudia Marfin, socia de ChangeMaker Leaders, directora de empresas

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En las últimas semanas y por lo que resta de abril se celebran diversas juntas ordinarias de accionistas, cuya tónica consiste en la rendición de cuentas, entrega de dividendos, votaciones de algunos temas relevantes y, por su puesto, renovaciones en los directorios.

En este contexto, parece interesante reflexionar sobre los elementos que pueden potenciar o mermar el impacto de estos últimos. Más aún en un escenario de cambios acelerados y profundos, donde se deberán tomar muchas decisiones importantes en tiempos acotados, algunas de ellas bastante disruptivas y desafiantes.

Entre las buenas prácticas de gobierno corporativo están los procesos de autoevaluación, a los cuales buena parte de los directorios recurre para “mirarse al espejo” y ver cómo fortalecer sus prácticas y dinámicas para ser más efectivos. En una mirada multidimensional de su propósito y rol, procesos claves, composición y dinámicas, en general, son estas dos últimas dimensiones donde emergen mayores oportunidades.

Entre los elementos que suelen aparecer con mayor frecuencia, está la falta de diversidad, no solo de género sino de miradas y aproximaciones a los problemas,  la capacidad de tener conversaciones difíciles, manejar el conflicto de forma adecuada, el pensamiento grupal, cada vez más común en tiempos de cambios radicales y alta incertidumbre.

Esto no solo limita la capacidad de los directorios de innovar, pensar fuera de la caja y desafiar al status quo, sino también reduce su capacidad de percibir y entender multidimensionalmente el contexto y adaptarse a tiempo. Algo que se ve agravado por la creciente aversión al riesgo, en parte debido a las nuevas regulaciones que aumentan la responsabilidad de los directores y la volatilidad económica y geopolítica que experimenta el mundo, entre otros factores.

El impacto de los directorios aumenta cuando sus miembros, junto con cumplir sus obligaciones legales y financieras, son capaces de converger sus intereses hacia decisiones con foco en el propósito y los objetivos superiores de la compañía. Para ello, es clave promover un entorno de confianza que facilite un debate constructivo y con pensamiento crítico, donde las personas también se sientan seguras para reconocer tanto éxitos como oportunidades de mejora, movilizándose y encontrando apoyo para generar los cambios necesarios.

Una nueva etapa está iniciando para muchos directores y directorios, marcada por desafíos sin precedentes que requerirán un equipo cohesionado, preparado y con coraje para tomar decisiones estratégicas relevantes, que permitan asegurar el crecimiento y la viabilidad a largo plazo de las compañías que representan. Fortalecerse y articularse para no perderse en las exigencias del corto plazo y navegar adecuadamente hacia la sostenibilidad y creación de valor futura, será clave para maximizar los beneficios para sus distintos stakeholders.

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